y líquenes vestido
el bosque expele
un olor a helechos
y un suave rumor
de risas contenidas
de niños
que juegan
entre su maleza
a escondidas
Mujer, tu cuerpo es un paisaje,
Es la aurora que ilumina la mañana,
La tarde teñida en rojo y malva,
La naturaleza convertida en un mensaje…
Todo en ti es ternura,
Todo es paz en tu regazo
Y tus labios la miel de las colmenas…
¡También la furia y la tormenta!
No hay pincel capaz de pintar tu alma
Ni de plasmar tus sentimientos.
No hay rosa abierta
Capaz de superar tu amante corazón,
Tu ternura donde se apacigua la pasión…
¿Cómo Hablar de ti?
¿Cómo hablar de quien ama sin restricciones ni medidas?
¿Qué decir de sus blancas manos afanadas en mi fiebre?
¿Que de sus ojos iluminando los senderos?
¿Qué de su voz serenando nuestro espíritu?
¿Qué de su cariño sin mezquindades entregado?
¿Qué de su virtud sin mancha y sin espinas?
Su alma, su espíritu compasivo
Se refleja en el perdón de su mirada,
Novia, amante, o madre enamorada…
A veces es también la fiera
Que defiende guerrera su camada…
O el vendaval que azota y destruye cuanto toca…
¡Oh, vocación de madre o de amante consagrada!
La mujer es un misterio,
Es la sonrisa en el dolor,
El amor que redime nuestras penas
Y la urna sagrada donde depositamos
En secreto congojas, alegrías y sin sabores.
¿Qué es la mujer nos preguntamos sorprendidos?
¿La mujer?
La mujer también es un poema,
Un verso,
Una canción.
También es una nota
Que hay que tocar con ternura apasionada
Para que se incendie el corazón
Y naufraguemos en el con esperanzas…
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Te preguntaras mañana,
cuando leas ,
¿quien escribió estos versos?
Te contarán que fue
tu abuelo.
Yo te diré, mi niña,
con cariño,
que escribí
para ti.
Que ya era un hombre
simple
algo cansado,
de blancas cumbres
y pesada mano,
cuando naciste tu:
nació una estrella
y me sonrió la vida,
sonreí con desprecio
del cansancio;
respire aliviado,
olvide
con desdén
el egoísmo,
la ira santa,
los odios nobles
y las venganzas justas.
Ame con renovado esfuerzo,
al prójimo, a mi mujer, mis hijos ,
y a mi nieta representada en ti.
Gracias a ti,
a tus sonrisas,
al alegre destello de tus ojos,
a tus manitas mínimas
y suaves,
sobre mis huesudas
y rugosas manos,
salve el abismo
del tiempo acumulado
sobre mis viejas odres
y vi en tus ojos
la aurora, la luz de otro mañana …
Mas no olvides
nunca,
mi niña,
que tu abuelo,
un hombre simple,
mayor,
y algo cansado
te llevara siempre
en su corazón… ¡Hasta la muerte!
+
F E L I Z C U M P L E A Ñ O S,
T u Abuelo que te quiere.
Noviembre 10 del 2007
C A R M E N
Jamas digas niña mía “Todo se va, todo termina”
Di solamente ¡Alma Sonríe!
Como se abren las rosas al romper el día.
Pon siempre en tus manos nueva vida
Y de la tristeza y las ruinas levanta la esperanza.
Un nuevo año abre hoy el cuaderno de tu vida
y el corazón del mundo es alegría.
Todos contigo sentimos tu ilusión
Y arrancamos la espina que nos sangra.
Miraremos contigo hacia el futuro
Y veremos alegres frutecer la vida
Y sellada por siempre la boca de la herida.
Tu, Carmen, impronta de venturas
conseguirás que tus abuelos y tus padres
desmemoriados y tercos con la vida
tengan un remanso de paz en tus sonrisas…
Carlos Herrera Rozo.
En mi mustio jardín de otoño nació una rosa roja
que torno tristeza y llanto en alegrías.
Todo ha pasado, como tromba de viento, en mi existencia,
felicidad, aflicción, amarguras y euforias.
El tiempo, inclemente, se lo ha llevado todo
como árida noche de invierno azotada por el viento.
El otoño, se llena de trepidantes hojas secas
y las esperanzas, como la primavera han muerto…
¿Cuantas viejas historias viven en la memoria?
¡Las historias que hace tiempo fueron gloria y delirio
hoy no tienen sentido!
Por un jardín marchito doliente va mi vida
y en un rincón oscuro la rosa ha florecido.
El viento se ha llevado las nubes de tormenta
y un pájaro ha cantado en el rosal florido.
En el cenit, la luna clara, como el cristal del agua,
invade en luz de plata las frescas arboledas;
las tardes lentamente se tornan rojo y gualda
y mi corazón se inflama ante la rosa roja
que tímida se asoma a mi jardín marchito.
A partir de ahora, sabrán flor de mi vida,
que infundiste nuevo aliento a nuestras almas heridas.
Sabrán que nuestro otoño se viste de colores
y nos sentiremos felices, rosa roja, por iluminar nuestras vidas…